lunes, 26 de marzo de 2012

La versificación de una prosaica preciosidad.

¡Larga vida a la literatura propugnada por Echeverría! 


Desde principios de la llegada de Rosas al mando de una centralización ignominiosa hasta su ultimo aliento, este poeta de un universo, pasmo mentes y maravilló aversiones con su exaltación, facilidad e insolubilidad métrica. Su escritos hogaño son testimonio de un proceso histórico riguroso y conflictivo, pero lleno de sinuosidades complejas. Con similar cariz se puede catalogar su producción, que de tanta dedicación impregnada obtiene cotas sin precedentes en el registro libresco de la República Argentina. 


Esteban Echeverría (2/9/1805-19/1/1851), eminente figura de la Argentina, fue quien incursiono con el romanticismo por primera vez en el país. 


Con su participación del Salón Literario del '37, que luego obtendría un suplente en la Asociación de Mayo tras la clausura de Rosas, consolido su silueta de escritor y afianzo su proclive inclinación hacia la política. 


Pese a dedicar varios años a sus estudios cívicos, morales, literario; concluyo recién entre 1825 y 1830 su formación educativa. 


Las ideas políticas que pregonaba mas su deliberada oposición hacia el régimen del caudillo porteño, lo obligaron a exiliarse en 1840, acercándose a la otrora Banda Oriental.


Entre sus obras se pueden hallar las siguientes: La cautiva; El matadero (primer cuento argentino); Elvira o la novia de plata; Dogma Socialista, etc.


Ahora, les propongo la lectura de este ínfimo fragmento de su, por propio criterio, mejor obra: La cautiva (cuya valuación histórica ha sido menor a su principal rival: Martin Fierro)


''Era la plaga que cría
la devoran-te sequía
para estrago y confusión:
de la chispa de una hoguera,
que llevo el viento ligera,
nació grande, cundió fiera
la terrible quemazón.''



Una llegada a la belleza.

Como alcanzar la cumbre de un sabor estético es muy pretencioso, argüí que presenciar, al menos en su mejor etapa, este logro lírico de Led Zeppelin seria una guisa estupenda para hollar la mente de muchos individuos sin inspiración que alternan el llanto y el cólera con una pasión inconmensurable, que debería hallarse incrustada en su accionar cotidiano. He aquí: 


Parangón.

Si la experimentación, y el ulterior entusiasmo que posee esa experimentación, en los laboratorios químicos fuera idéntico al que imprimimos en nuestro cuerpo y su sexualidad, quién sabe qué cúspide rozaríamos.


XTC - Dear God

No podíamos carecer de una dosis de ateísmo.

sábado, 24 de marzo de 2012

La religión y como desvela nuestras dos semblantes.

El ser humano es, por unanimidad, el animal mas poderoso del mundo. Y aun así demuestra día a día, hora tras hora, su negligencia ante tal cargo. Desde aquellos periodos en el cual el homo neanderthalensis deambulaba de territorio en territorio, hemos confeccionado un espacio propicio para el desarrollo de nuestra mente. Inclusive, periodos anteriores a aquel peldaño en la evolución, se puede decir que el terreno fue allanado en pos de un mayor progreso intelectual. La naturaleza recolectora y cazadora fue suplida por cosechadores y domadores; todo el fervor de una lucha pronto se vio interrumpido por el entusiasmo responsable con el cual aprendimos a valorar un territorio como una gran morada de producción. De un trajinar incesante pasamos a un sedentarismo estratégico. Y de un primate mas bien diminuto cuyo andar aun emulaba al de los que hoy en día son los chimpancés, devenimos en lo que hogaño somos. Aunque la tendencia a la destrucción no estaba aun definida.

Sin embargo, tardaría muy poco en surgir la religión como cumbre de la idiotez. No solo coartando la elección y el criterio propio de muchos individuos, sino legitimando atrocidades que solo unos insensatos podrían aprobar. Lo cual me trae para dar con una explicación breve, como coyuntura del tiempo, las dos características del hombre, en copiosa y contraproducente estadio. Como Vegeta y Son Goku en sus inicios como colegas del mundo.

He aquí las dos:

La creatividad: Somos seres aptos para originar ficción, en sobremanera. También mentiras, claro esta. No obstante, ya decía Rousseau que todo arte no es mentira, es ficción (no tenía que pensar tanto...es algo de perogrullo). Por ende, es bueno hallar una bifurcación entre ambos términos. La religión es el método mas viable que tenemos para falsear la realidad y acometer el aburrimiento de nuestro interior, tanto mas cuanto que de ello son prueba la ingente cantidad de dioses/as que como si de un catalogo de restaurante se tratara van desfilando por doquier se mire al globo, embozando su egoísmo y su miserable resolución de doblegar y aherrojar a todo individuo libre en una serie de leyes inquebrantables o en frases que logran gran divulgación por su sencillez, estupidez y melifluo cariz. La mediatriz de nuestra primera gran cualidad es la siguiente, que mas que característica debe ser un defecto que refulge inopinadamente en el mayor porcentaje del mundo, pero siempre emerge:

La estupidez: Fuimos capaces de engendrar inventos que posibilitan radicales cambios en el modo de ver el universo. Pero no siempre hemos dado igual importancia a todo, o quizás jamas supimos cómo explotar el beneficio que acarrea este invento. La religión es una de esas ficciones que descontroladas han confluido con nuestra estupidez desde aquello años memorables, en los que había epicentros de intelecto donde todo el día se aprendía mientras, simultáneamente, se degradaba aquel conocimiento con el rezar o el idolatrar a obvias falacias. Nos hemos deglutido nuestra propia ficción hasta llegar al extremo de subordinarnos a nosotros mismo bajo el criterio de una creación intrínseca del ser (dicho así posee un dejo de necedad sumo ¿no?). ¿Es lo mismo un profeta que puede caminar sobre las sensibles aguas de un río y un ser capaz de bajar al Inframundo como parte del cumplimiento de una tarea? Pues en cuanto a ínfimos matices que no nos toca debatir son diferentes; empero, en un rasgo general podemos inferir la mas prosaica similitud: son ficción, ficción impía hogaño, pero ficción al fin. Una invención de nuestra voluble creatividad que ha descarriado hacia una realidad cada vez mas triste, en la cual los subyugados dicen no serlo aunque perciban en su exterior una proscripción. ¿De toda creatividad deriva la estupidez? No, solo del pésimo manejo de los productos de la creatividad deriva la estupidez y la ulterior alteración del ente ajeno. Entonces, ¿es mejor una estupidez individual que colectiva? En absoluto, como seres comunes al otro deberíamos proteger al prójimo de caer a un desfiladero y salvarlo de su inminente deceso. 

La anterior descripción es dada a partir de una seria reflexión; podemos basar nuestras vidas en una ficción pero siempre y cuando esto no nos dañe o sea pernicioso para los demás. La religión es la única ficción uniforme, junto a los aspectos mas inmiscuidos en la vileza de una ideología política  que puede alcanzar niveles hirientes para nuestra inteligencia y su buen uso.

Seamos objetivos al analizar una organización. No temamos confundirnos, un error reconocido siempre conlleva a una rectificación y de aquí partimos con celeridad a la sinceridad intelectual que todos buscamos. Al menos, procuramos reparar lo que nos circunda cimentando esa reparación en una observación (o experimentación) de la realidad, y no sometiéndonos a una ficción.


jueves, 22 de marzo de 2012

Humor.

Un poco de humor para dosificar el ambiente tenso.

El fuego del interior.

Antígona.- ¿Deseas algo ademas de matarme ahora que me tienes?
Creonte.- Nada más, con eso tengo bastante.


Busto del famoso poeta trágico.
En este breve dialogo incrustado en las paginas de la famosa tragedia griega del autor Sófocles se perciben dos sentimientos que provocan una conmoción; la impotencia es el primero que emerge de ese lago magistral que fue el arte de la tragedia griega, en donde se ve siempre un acto moral reprochable siempre que se vislumbre desde determinado punto. El X acto es, con excepciones, una desmesura, una delación injustificada, o un recelo irracional. La segunda sensación, sometida al delirio del actor en el escenario, es la indiferencia. ¿Como una acción de absoluto desdén puede suscitar algo similar a un sentimiento? Puesto que la tacita diferenciación entre un malhechor y un familiar que Creonte hace de Antigona es obvia, podemos argüir que el espectador clásico se veía inmerso en un loable desfile de actitudes objetablemente inhumanas. La indiferencia es la que mayor resonancia obtuvo en las representaciones trágicas del siglo V a.c.


La edición mas aconsejable.
Es un fuego el que exhala la hermana de Edipo (no olvidemos que...). Un fuego de huelga ante las leyes establecidas con arbitrariedad. Un manual del intachable comportamiento es la poesía de Sófocles, que de poesía no poco tiene.  El letargo moral que se impone a si mismo Creonte no difiere con el que sucedería en algunos de los mas mentados dictadores del siglo XX. El es un preludio de ellos, el augurio funesto. El fuego del que hablaba al inicio, es algo inapelable en el carácter de Antígona; su pathos no es pathos en cuanto a un padecimiento por obstrucción ajena, sino un pathos por incumplimiento propio. El impedimento esta, pero el yugo es mas hiriente cuanto menos se reacciona.


Antígona es y sera una de las mejores tragedias que se usan para argumentar la superioridad de el arte griego por sobre todas las demás culturas (representada por primera vez en 442 a.c), aunque tengo mis dudas al respecto admito la indudable influencia que han tenido muchas de las posturas filosóficas, políticas, científicas y literarias clásicas. Por mi parte, recomiendo la edición publicada por Ediciones del Valle en el año 2006. Nítida tipografía, notas aclaratorias concisas, y de yapa Edipo Rey para revivir la trilogía (es correcto, falta Edipo en Colono) de los labdácidas.

Para quienes han leído esta obra y han vivido el drama de Sófocles como un enjuto panfleto del buen ciudadano y un manifiesto del derecho a la democracia, a ellos va dedicada esta entrada.














Como conclusión: